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Foto: Minedu

El desafío de la gestión territorial, por José Carlos Vera Cubas

Acercando y conectando la dinámica ciudadana a la oferta pública

Publicado: 2019-03-15

La actual organización estatal para la provisión de servicios ha sido rebasada por las dinámicas territoriales. La vida de la gente no se organiza en sectores, programas, servicios desconectados, etc. El desafío es diseñar e implementar un nuevo modelo de gestión territorial en el que la articulación se da en base a información y complementariedad, y el liderazgo de las autoridades regionales y locales son claves para la organización de la provisión de los servicios. 

En el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) estamos en una ruta de trabajo compartido y estratégico con los gobiernos regionales y locales. Estuvimos acompañando el proceso de transferencia de nuevas autoridades regionales y locales, nuestros equipos MIDIS territoriales empiezan a trabajar como tales, de manera articulada y generando sinergias entre nuestros programas sociales. En esta ruta, los equipos territoriales MIDIS vienen trabajando junto a los equipos de los gobiernos regionales las agendas intergubernamentales y planes que alinean la Política General de Gobierno y Política Nacional de Desarrollo e Inclusión Social, a las prioridades regionales y locales, desde el territorio.

Este esfuerzo en conjunto fortalece las instancias de articulación regional (IAR) y local (IAL), lideradas por la autoridad electa y donde participan los diversos sectores, instancias descentralizadas, y el MIDIS en su rol articulador y rector del desarrollo. La idea es que en el marco de estas instancias se organice la oferta pública para conectarse con la demanda territorial, para ello la sectorización del territorio, el mapeo de actores, la identificación de brechas de servicios a nivel incluso de hogares, son claves para la articulación y complementariedad de intervenciones públicas para el cierre de las brechas identificadas. Es así que la identificación de nudos críticos en los procesos y la cadena de valor de las intervenciones se van resolviendo según la escala y bajo el principio el subsidiariedad, desde lo local a lo regional y nacional.

El concepto clave es conectar la demanda del territorio con la oferta pública, que es generalmente sectorial, fragmentada, centralizada y homogénea. En esa ruta, el Plan Multisectorial de Lucha contra la Anemia ha sido el marco para avanzar en la implementación de un modelo de gestión territorial de esa naturaleza, eso significa identificar, en las IAL, las necesidades territoriales. Al respecto, hemos identificado una serie de prácticas y condiciones que deben de cumplirse en el hogar para que este esté protegido contra la anemia: lavado de manos, alimentación saludable, tamizajes, disponibilidad y adherencia del consumo de sulfato ferroso y multimicronutrientes, controles de mujer gestante, así como cerrar brechas de agua y saneamiento.

El modelo tiene como propósito registrar, a nivel de hogar, si esas prácticas y condiciones se están cumpliendo, para poder tener información que le sirva al alcalde y a su equipo de la IAL para tomar decisiones, articular, elaborar proyectos, etc. Lo que no pueda resolverse a ese nivel, escala a la Instancia de Articulación Regional, donde las distintas gerencias o programas nacionales, sectoriales, definen procesos o garantizan insumos.

Si bien es cierto el MIDIS es un sector que aún no descentraliza sus programas y que se gestiona desde una lógica central y desconcentrada, hay varias lecciones y aprendizajes desde el modelo que se viene implementando, generando valor público desde las prioridades y necesidades de la ciudadanía y sus autoridades locales y regionales; estamos fortaleciendo capacidades institucionales en los gobiernos descentralizados, con el firme propósito de que en un futuro próximo, ellos gestionen la política y los programas sociales; asumiendo el MIDIS, con más intensidad, su rol rector intersectorial e intergubernamental en el desarrollo y la inclusión social.

En ese orden de ideas, la Comisión Interministerial de Acción Social (CIAS) y la Comisión Intergubernamental del sector Desarrollo e Inclusión Social (CIDIS) son espacios privilegiados de diálogo y deliberación política para ello.

Pensando en Educación. Si bien el sistema está descentralizado y hay bastante camino andado en esa medida, es un sector más rígido y complejo, con sistemas administrativos, de recursos humanos, e incluso pedagógicos, aún centralizados o desconcentrados. Si bien se ha avanzado en definir roles de cada nivel de gobierno, con los lineamientos de gestión descentralizada y las matrices de gestión, las DRE y las UGEL, en la práctica son instancias de gestión de un gobierno regional que actúan como instancias desconcentradas en un modelo descentralizado, ese es el principal desafío. Las estructuras y naturaleza de las DRE y las UGEL siguen respondiendo, en su mayoría, a un modelo desconcentrado que está inserto en un nivel de gobierno descentralizado. Procesos como la gestión de materiales educativos, la contratación docente e, incluso, la designación de autoridades en estas instancias, expresan esta tensión.

Frente a ello, vale la pena repensar la estructura del sistema para acercarnos más a una lógica de gestión territorial descentralizada. En el tiempo que estuvimos en la gestión del Ministerio de Educación (Minedu), tratamos de definir los roles del Minedu, DREL y UGEL (nivel nacional y regional); el rol del nivel local siempre fue difícil de precisar. Es claro también que las municipalidades son las entidades más heterogéneas y frágiles institucionalmente, sobre todo en ámbitos rurales de alta dispersión. Sin embargo, considero que hay que volcar los ojos nuevamente al nivel local, pensar qué tipo de decisiones, en el marco de la gestión territorial de la educación, puede empezar a asumir. Frente a su debilidad institucional, aplica el principio de subsidiariedad y el nivel regional resuelve, complementa, asiste. En ese marco, el rol rector del Minedu debe hacerse más efectivo.

Imaginemos que el trabajo multisectorial a nivel local sea liderado por el alcalde, que sea él quien pida cuentas, el que convoque a los sectores, que sea quien garantice que lo que tiene que suceder en su localidad, suceda. Con planificación conjunta en las instancias de articulación local. Procesos como mantenimiento de escuelas, distribución de materiales, organización del acompañamiento pedagógico, pueden ser procesos donde el municipio tenga responsabilidades a su cargo.

Instrumentos de registro y que generan evidencia como el semáforo escuela, SIAGIE, etc., deben, además de generar información para el Minedu y sus direcciones, alimentar de conocimiento a los alcaldes y a la propia UGEL para la toma de decisiones. La demanda de acompañamiento, asistencia técnica, adecuaciones curriculares, debe subir del territorio a las instancias regionales y nacionales, no bajar como aluvión del Minedu hacia los territorios, en donde las UGEL, las II.EE. y sus directores, son los que sienten una avalancha de cosas por cumplir, formatos que llenar y talleres a los cuales asumir.

Sé que es fácil hablar desde fuera y luego de haber estado en la responsabilidad de plantearlo, creo que la necesidad de definir roles e iniciar un proceso de modernización era necesario, pero si la distancia crítica puede contribuir en algo en esa discusión, cuenten con ello. Sé también que no estoy diciendo nada nuevo, la gestión territorial y el éxito de modelos desde lo local, tienen basta evidencia, pero en todo caso estoy más convencido de que hay que encontrar esos caminos.


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Edugestores

Un blog para personas con interés explícito en la gestión descentralizada del sistema educativo.


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